Hace poco me preguntaron en un podcast que significa la música para mí.
Conteste cualquier cosa como lo suelo hacer, aparte que me pareció una pregunta demasiado generalizada y complicada para las 11am.
Pero a estas horas de la noche que veo más claro se me ocurrió la respuesta. La música es un artículo más en la canasta básica. Nos la venden y superponen repetitivamente a diario con estrategias de marketing hasta que se nos quede la melodía o la impresión que querían causar para una futura compra.
Cuando me preguntaron en la entrevista lo había definido simplemente como un “mood enhancer”. Puede ser una sencilla elección decorativa como que color usar para la pared de tu casa. Es algo estético que acompaña tu vida basado en humor, moda, e influencia.
Pero como a todos nos ha pasado la música en veces se convierte en algo sagrado. La música es amor en el sentido que entra y te cambia cuando estás abierto. Se convierte en una proyección y un reflejo de tu sentir. Todos hemos vivido ese momento donde nos abrimos y dejamos llevar creando una armonía que sintoniza el cuerpo y alma a su máximo amperaje y esplendor. Es una larga manera de decir “sentirse vivo” pues.
Por eso dicen que la música que se queda contigo de por vida es la que escuchaste en tu adolescencia.
A esa edad estabas “coming of age” y los cambios corporales causaban un escándalo contradictorio entre tu pensar y sentir que pedían ser reconocidos, escuchados, o gritados y externalizados de alguna manera.
Nos proyectamos en un escenario tocando, o tal vez nos transportaba a ese primer beso en el asiento trasero del carro, o igual profesaba vívidamente el acto de venganza por alguna injusticia.
A esa edad tu alma era una antena receptora buscando cualquier señal para detonar o castigar los deseos reprimidos.
La gente se queda con la música de esa etapa porque no suelen abrirse mucho después de esa edad. (Luego terminan a los 43 años en burning man lol).
En fin, esto es solo una teoria y mi opinión.
Para mí la música se convirtió en un trabajo desde joven y como dicen: "casa de herrero cucharón de palo". Quieras o no, estando de este lado le quita un poco la magia o el encanto una vez que comércias en ella. Todo te suena más a un jingle o una estrategia de marketing.
Ultimaménte he vuelto a dejarme querer y tratar de sentir aquello que le daba tanto significado a mi vida sin juzgarlo. Ahora conecto musicalmente con todo lo que me inspire mover el cuerpo y que grite un poco de vida. Me he propuesto escuchar más música y menos podcasts y creo que me ha funcionando a mejorar mi humor.
Al final del día me echo un alguito en mi terraza escuchando algo nuevo con fines de disfrutar sin juzgar ni pensar en producción ni que trata de decir. ¿Han escuchado "bebe dame" de Fuerza Regida? Exacto. Magia pura.
Me inspira a agarrar mi morrita con un bote y bailar.
Pura vida.
